Tirados y abandonados en las calles desde los primeros días
de enero cuando han pasado los festejos decembrinos, los árbolitos
de navidad este año, por lo menos en Ensenada, aunque es
la tónica en el resto del país, sufrieron el
desdén de los consumidores aún cuando estaban en
todo su verdor en los distintos centros de venta que se abren por la fecha.
Este año como nunca, se observaron muchos
pinitos navideños que no fueron comprados, que aparte no contaron con el
beneficio del clima, se secaron pronto y vieron reducida su ya de por sí corta
vida.
Aunque esta temporada el incremento en el costo de los árbolitos
fue mínimo, aproximadamente un 5 por ciento, la crisis económica,
la baja en el poder adquisitivo, además del estado anímico de la población,
no contemplaron como una prioridad para el festejo navideño
la compra de un “pinito”.
“Estuvo muy ‘piojo’ este
año, ya no hay cultura navideña, la ‘raza’ no
tiene manera de comprarlos. En lugar de comprar un árbol, con lo
poquito que ahorraron mejor compran la comida de navidad o cena de año
nuevo”, considera Miguel Murillo, chofer del Departamento de
Limpia del Ensenada.
Aunque la recolección fuerte de árbolitos desechados
empieza después del 6 de enero, es común que unos cuantos
sean tirados desde el 25 de diciembre, pero esta vez, al 30 de diciembre “apenas
ha caído uno”, advierte el empleado de limpia. “Yo
vi que iba un pick up cargado de árboles que no se vendieron, se
quedaron muchos este año, el sol se los acabó”.
“Las ventas estuvieron muy flojas”,
resume escuetamente un vendedor de árbolitos en el puerto. “Esperábamos
que conforme se acercara la nochebuena mejoraría la situación,
pero no mejoró”. Incluso previendo la situación y procurando no
perder la inversión, los comerciantes este año
compraron menos ejemplares que en la navidad del 2013, hasta 35 por ciento
menos. “Si antes trajimos a vender 2 mil árboles, ahora
trajimos mil 500”. Y aún así les
sobraron muchos.
El precio final al consumidor va de los 300 a 600 pesos por árbolito,
los más grandes llegan a costar hasta mil 200 pesos, “pero
la gente no quiere pagar más de 500 pesos”. La fecha fuerte
de ventas es entre el 30 de noviembre y 4 de diciembre, ahí como
dicen, “le van midiendo el agua a los camotes”. Si llega el 15 de
diciembre y no se han vendido la mayoría, “ya valió”.
Y fue el caso.
Otro comerciante consultado dijo que “para
mediados de diciembre ya tenía vendidos el 75 por ciento de lo árboles,
y ahora no vendí ni la mitad”. Considera que
también la venta de árboles artificiales les ha pegado
mucho, “la gente prefiere tener un árbolito que pueda
usar varios años”. Además que, “la
gente ya no tiene ánimos, y tiene poco dinero”.
Productores y distribuidores del sector revelaron que en los últimos
seis años la tendencia ha sido
a la baja, cada vez hay menos demanda por los árbolitos de navidad
naturales. Muchos productores han abandonado el ramo y se han dedicado a
ofertar otras cosas. Solamente este 2014, con relación al año
anterior, se calcula una baja de ventas hasta del 30 por ciento.
“!Por supuesto!, esta vez se importaron
muchísimos menos árbolitos que el año
anterior”, confirma por su parte Gustavo Almaraz, delegado estatal de
la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente
(PROFEPA).
La instancia que por estas fechas implementa el Programa de
Verificación e Inspección a la Importación
de Árboles de Navidad, a fin de detectar insectos o plagas endémicas
presentes en pinos que ingresan al país y que podrían dañar
nuestro ecosistema, maneja este año una importación de
aproximadamente 1 millón 100 mil árbolitos de
navidad, príncipalmente provenientes de Canadá y
el norte de Estados Unidos. De ellos,
aproximadamente el 1 por ciento fueron rechazados para su ingreso a México.
Son nueve cruces fronterizos por los que ingresan estos pinos,
siendo los príncipales las garitas de Tijuana y Mexicali, por el que
llegan el 50 por ciento de los árbolitos destinados a adornar las
viviendas mexicanas. La otra mitad ingresan por la fronteras de Piedras Negras
(Coahuila), Ciudad Juárez
(Chihuahua), San Luis Río
Colorado y Nogales (Sonora), Colombia (Nuevo León), Reynosa y Nuevo
Laredo (Tamaulipas).
En lo que respecta a Baja California, que como se menciona
cuenta con las dos garitas por donde ingresa el 50 por ciento de los árbolitos
durante los primeros días de noviembre de cada año,
el delegado de PROFEPA, Gustavo Almaraz, ejemplificó con
el caso de Tijuana, en donde el 2013 entraron medio millón de pinos, y este
2014 apenas llegaron a los 325 mil ejemplares. Se completó la
misma cantidad, pero sólo contando también
los que ingresaron por Mexicali. Es decir, la mala racha se anunció desde
el momento de la importación.
* A la falta de dinero, se agrega la falta de
cultura ecológica
Por lo que se ve, los que este año tendrán
menos trabajo serán los recolectores de limpia del
municipio de Ensenada, pues cada enero padecen la falta de cultura ecológica
de los ciudadanos, que se refleja en la sobrecarga de desechos que se triplica
por los desperdicios navideños y los árbolitos arrojados
en la vía pública.
Para evitar la situación cada año se acondicionan 5
ó 6 Centros de Acopio para que las personas vayan y dejen ahí los
fenecidos pinos. Los centros son México Distancia, Parque de las Tres
Colonias, Calle Diamante, Prolongación Lázaro Cárdenas
y Bulevar Zertuche. Pero la mayoría no acuden, esperan que el camión
recolector vaya por ellos a domicilio.
“La gente te alega que ‘yo
pago impuesto, yo pago mi impuesto predial, tú tienes
la obligación de hacerme eso’”, narra Lorenzo Gallardo, encargado
del Departamento de Limpia del Municipiio. “Y yo les digo, la
basura es tuya, el pino es tuyo, entonces tú tienes
que buscar la manera de cómo te lo traigan, cómo
acercarlo a los centros de acopio”.
El funcionario municipal alega que de por sí en
la época navideña los reclamos de los ciudadanos ante
un eficiente recolección de basura se incrementa de 10 o 15
llamadas al día, hasta 80, por lo que “o me dedico a los árboles
o me dedico a recolectar la basura; o le doy el mejor mantenimiento a las
colonias o pierdo el tiempo en un centro de acopio por estar levantando árboles”.
Argumenta que si bien un árbolito abandono
puede incendiarse fácilmente, representa mayor peligro de
contaminación un tambo lleno de
basura en la puerta de una casa. En ese
tenor dice que en esta temporada en un sólo día
recolectaron hasta nueve toneladas de desechos. Pero nadie coopera para que los
pinos navideños no sean un problema: “Si tuviéramos
esa cultura, aprovecharíamos la leña del arbolito,
para los que tienen chimenea, el ojor es muy sabroso, si alguien se interesara
en reciclarlos, pero nadie levanta la mano. Uno lo recoge, lo traslada y lo
entierra, y hasta ahí llegó la
vida del árbol. Y tan caros que están”.
* Publicado originalmente en el Semanario Zeta, 5 de Enero 2015.
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